¿Cómo mantengo mi sauna limpia y desinfectada?

Son muchas las personas que cada día acuden a las saunas para pasar unos minutos de relax o para tener una desconexión total de su rutina diaria. Al tratarse de un espacio fundamentalmente húmedo, de madera y en el que las altas temperaturas condensadas en su interior favorecen la sudoración y la liberación de toxinas en nuestra piel, resulta imprescindible mantener una higiene, limpieza y desinfección total que garanticen una salubridad máxima a nuestros usuarios.

Lo cierto, es que tener en perfecto estado nuestra sauna es bastante fácil. Sólo es necesario ser constantes para mantener alejadas las bacterias y evitar la acumulación de moho debido al alto grado de humedad. Por tanto, para conseguir nuestro objetivo, es esencial tener en cuenta una serie de consejos básicos con el fin de lograr la mayor limpieza y pulcritud posible dentro de nuestra sauna. A continuación, desde Saunas Avilsa os presentamos algunos sencillos pasos a seguir para cumplir con las normas mínimas exigidas de higiene y limpieza.

6 pasos imprescindibles para conseguir una sauna impoluta

Limpiar una sauna requiere la misma dedicación que un baño, ya que el alto grado de humedad que contiene dicho espacio, exige de una higiene periódica, profunda y exhaustiva para evitar focos bacterianos que puedan perjudicar la salud de los usuarios. Si no sabes por dónde empezar, Avilsa te ofrece 6 claves básicas:

  1. Barrer y aspirar suciedad superficial. Antes de empezar con la suciedad más arraigada es importante eliminar las partículas sueltas que pueda haber por el suelo o adheridas a los bancos como por ejemplo cabello u otro tipo de elementos. Una escoba o un aspirador serían suficiente para deshacerse de lo más visible.
  1. Fregar y eliminar las manchas de sudor. Se recomienda, tras el uso de la sauna, que se pase lo antes posible un cepillo o esponja con agua templada y un detergente suave por todos los bancos, respaldos, cabeceros e instalaciones de madera en general para eliminar las manchas provocadas por la sudoración. En el caso de que sean manchas muy persistentes, es preferible utilizar papel de lija. Un buen consejo para evitar que esto no ocurra es colocar una toalla antes de sentarnos. De esta manera, todas las células muertas de la piel se alojarán en la toalla sin impregnar ni ensuciar el mobiliario.
  1. Desinfectar zonas de ventilación y el resto de la instalación. Es importante desinfectar tanto rejillas como cualquier otra entrada de ventilación que pueda contener focos bacterianos. Por tanto, el producto desinfectante ideal para estas y otras zonas, es aquel que integre una mezcla de detergentes bactericidas y fungicidas y que, aplicado a cualquier temperatura, elimine todo tipo de microbios, hongos y bacterias. En estos casos, es preferible utilizar productos en spray o pulverizadores lo más naturales posible, en lugar de lejía u otros productos químicos como el amoniaco, ya que estos resultan bastante agresivos para la madera y poco recomendables para los usuarios. Si la sauna es de uso habitual, lo idóneo es limpiar y desinfectar como mínimo, una vez por semana.
  1. Enjuagar bien con manguera y jabón. Una vez utilizados los productos de limpieza y desinfección necesarios es importante enjuagar con abundante agua y con la ayuda de una manguera a presión lavar de arriba abajo.
  1. Revisar, limpiar, sustituir y mantener quemadores, piedras o calentadores eléctricos. Tanto si se utilizan quemadores de madera como piedras calientes es recomendable limpiar y revisar su estado constantemente. En el primer caso, es fundamental remover la ceniza con asiduidad para evitar que se acumule en el tubo de salida y de esta manera evitar posibles incendios. Si la sauna se calienta con piedras, es importante revisarlas cada dos semanas para comprobar que estén siempre en perfecto estado y en caso de que no sea así, sustituirlas. Por último, si la sauna funciona con un calentador eléctrico, el mantenimiento es mínimo.
  1. Aromatizar el ambiente. Aunque no es un paso imprescindible, sí que es aconsejable, una vez terminada la labor de limpieza y desinfección. No sólo dará una mayor sensación de limpieza e higiene, sino que además proporcionará un ambiente más agradable y acogedor, favoreciendo la respiración y relajación del usuario. Las fragancias preferidas suelen ser las esencias de eucalipto, menta o aquellas que tengan una base cítrica.

Conclusión

Las altas temperaturas y la humedad, provocadas por el vapor, son características habituales en saunas finlandesas y baños turcos, por lo que los procesos de limpieza y desinfección periódicos, son factores fundamentales para evitar que todo tipo de microrganismos, hongos y bacterias aparezcan y campen a sus anchas. Así que no sufras, porque mantener una sauna limpia es más fácil de lo que crees. Con estos sencillos pasos, no sólo garantizarás un mantenimiento higiénico y salubre de las instalaciones, sino que también disfrutarás de una experiencia segura, relajante y única.

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